Los entornos
virtuales
¿enseñanza
innovadora o tradicional?
En esta ocasión reflexionamos sobre qué tipo de enseñanza proporcionan
los entornos virtuales ¿innovadora o tradicional? Para ello, abordamos el
artículo “Aprender y enseñar en entornos virtuales: actividad conjunta,
ayuda pedagógica y construcción del conocimiento” de Javier Onrubia que propone,
desde un enfoque teórico constructivista y sociocultural, una guía u orientación
para analizar los procesos virtuales de enseñanza y aprendizaje abordando los
conceptos de “actividad conjunta”, “ayuda pedagógica” y “construcción del
conocimiento”. Además, expone una serie de consideraciones a tener en cuenta a
la hora de diseñar y evaluar los entornos y los procesos virtuales de enseñanza
y aprendizaje.
Onrubia en primer lugar, considera que el aprendizaje virtual
es “… un proceso de (re) construcción personal de ese contenido que se
realiza en función, y a partir, de un amplio conjunto de elementos que
conforman la estructura cognitiva del aprendiz …” De esta manera, la
actividad mental constructiva de los alumnos y la calidad de ésta serán la
esencia para lograr la calidad del aprendizaje. Esto implica principalmente,
que tanto la estructura y la organización interna del contenido a aprender como
la adaptación meticulosa del proceso de aprendizaje a las características de
los alumnos a los que se dirige deben ser el centro del diseño de los procesos
virtuales de enseñanza y aprendizaje virtual. Así como también, el aprendizaje virtual
debe incluir dos tipos de representaciones: el significado del contenido a
aprender y el sentido que tiene aprender ese contenido. En segundo lugar, la
enseñanza virtual es “… la ayuda educativa ofrecida por el profesor.” Un
proceso “… que permita la adaptación dinámica, contextual y situada … entre
el contenido a aprender y lo que el alumno puede aportar y aporta a ese aprendizaje
en cada momento.” Una ayuda pedagógica necesaria, entendida como una “realización
conjunta de tareas entre profesor y alumno”, que consiga un aprendizaje progresivo
más significativo, autónomo y autorregulado del alumno. Esta ayuda deberá ajustarse
mediante diferentes formas de uso del lenguaje.
En el diseño de un aprendizaje virtual es fundamental optar
por el modelo “alumno-profesor-contenidos” basado en: “la actividad mental
constructiva del alumno que aprende, la ayuda sostenida y continuada del que
enseña, y el contenido que es objeto de enseñanza y aprendizaje” para
garantizar la calidad del aprendizaje virtual. Esta interactividad (“actividad
conjunta” entre profesor y alumnos) en gran parte queda sujeta al diseño
tecno-pedagógico. Es decir, las restricciones y las potencialidades de las características
de los recursos tecnológicos del entorno virtual y del diseño instruccional del
proceso enseñanza-aprendizaje empleados pueden determinar algunas actividades
conjuntas previamente diseñadas. Sin embargo, un diseño tecno-pedagógico es
flexible y puede adoptar otras formas de organización de la interactividad, según
lo requieran las necesidades de los alumnos.
En la actualidad, la mayoría de los entornos educativos
podemos observan una clara prolongación del modelo educativo tradicional, que
sigue manteniendo un plano lineal de trabajo y comunicación entre profesor y
alumnos. El diseño de los contenidos presenta una estructura cerrada y
meramente instruccional, donde las actividades propuestas a los alumnos no
implican una interacción dinámica entre todos los participantes, incluido el
profesor. De tal forma que no existe una retroalimentación que sirva para modificar
los contenidos y/o actividades y, al mismo tiempo, ajustar las medidas y
recursos de ayuda necesarios.
Por otra parte, Onrubia expone algunas consideraciones que se
deben tener en cuenta al diseñar y evaluar los entornos y los procesos
virtuales de enseñanza y aprendizaje:
·
Para
el diseño: A) Poseen una ideología implícita que condiciona el trabajo, no son
neutros educativamente. B) Las restricciones y potencialidades tecnológicas e
instruccionales condicionan las actuaciones y los modelos didácticos de
profesores y alumnos. C) Deben proporcionar una “ayuda ajustada” que se concreta
en unos ajustes de interactividad óptimos. D) Deben potenciar la “presencia
docente” para que éste pueda ejercer un seguimiento continuado y apoye al
alumnado. E) La actividad conjunta (profesores-alumnos) y los contenidos a
aprender serán la base de los contextos y procesos virtuales de enseñanza y
aprendizaje. F) Deben ser flexibles, abiertos con capacidad de reusabilidad
para poderse adaptar a diferentes alumnos, situaciones y contextos. G) La
enseñanza está planificada considerando el tipo y el grado de las unidades
básicas (profesor-alumno-contenidos) que se pueden dar en los diferentes contextos
de uso. H) El diseño está en constante revisión a causa de la interactividad constante
y dinámica.
·
Para
la evaluación: 1) Sitúan en el centro las formas de organización de la “actividad
conjunta” (profesor-alumno) y los procesos y mecanismos de ajuste como el
objeto central de ésta. 2) El modo de cómo se emplean las herramientas, los
materiales y las actividades para promover la implicación de profesores y
alumnos en las diferentes actividades conjuntas permitiéndole, al profesor que
pueda ajustar su ayuda a los alumnos. 3) El “diseño tecno-pedagógico” (las
características y herramientas tecnológicas del entorno y las características
del diseño instruccional) cómo influye en los participantes para su implicación
en la organización de la actividad conjunta. 4) Promueve un uso efectivo de las
herramientas disponibles y la implicación de los participantes (profesor-alumnos)
en la concreción del diseño y la estructura de la “interactividad real”.
En conclusión, Onrubia señala sin dudar que las TIC suponen “…
nuevas posibilidades de innovación y mejora de los procesos formales de
enseñanza y aprendizaje …” pero su mera incorporación no es garantía de una
mejora real. En cambio, sí han servido para fortalecer modelos dominantes. Por
ello, el autor apela a la importancia de reflexionar sobre los objetivos y
criterios que deben guíar la incorporación de las TIC a las prácticas educativas
y a la importancia de la investigación empírica de dicha incorporación para la
mejora de la calidad de la enseñanza.
Verdaderamente, hasta ahora en los entornos virtuales de
aprendizaje no se ve una innovación plausible de la enseñanza al no partir del
principio de una interactividad real de todos los participantes. Los entornos
educativos son el formato digital del método tradicional de enseñanza-aprendizaje
quedándose a medio camino de lograr un nuevo método de aprendizaje virtual,
coartando la potencialidad de las TIC en el ámbito educativo. Existen plataformas
virtuales que ofrecen un modelo de aprendizaje virtual con herramientas y
recursos que bien diseñadas para un adecuado uso permiten la actividad conjunta
de todos sus participantes y el ajuste de la ayuda del profesor conforme a
medida que se desarrolla el proceso de enseñanza-aprendizaje virtual. Aunque
continúan siendo un soporte cerrado. Un ejemplo de ello, lo encontramos en el
entorno virtual llamado Moodle, que permite muchas posibilidades de trabajar
con otros programas, compartir los materiales, etc.
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